domingo, 24 de febrero de 2013

IDENTIDAD MORAL
 
 
¿Còmo formar nuestra identidad moral?
 
 
Los valores moralesson cualidades o ideales humanos que consideramos que son importantes en nuestra sociedad. Ejemplos de ellos son la justicia, el bien, la paz, la solidaridad, la tolerancia, etc.Sin ellos nuestras relaciones serían más difíciles. Y cuando se da lo contrario empleamos la expresión “contravalores”. Por ejemplo, frente a la libertad, suele darse el contravalor de la esclavitud, de la justicia, la injusticia, de la igualdad, la desigualdad. Los contravalores tienen mucho que ver con los problemas morales de los que ya hemos hablado.
Se dan también distintos tipos de valores, que no son morales, pero que suelen guiar gran parte de nuestras acciones. Por ejemplo: el afán de éxito, la riqueza, el consumismo, la competitividad… Digamos que socialmente se les da cierta importancia y suelen ser incompatibles con los valores. Un caso habitual es querer ser justo o equitativo al tiempo que perseguir la riqueza.
 
 
 
 
Como seres morales nos vemos en el aprieto de resolver esas contradicciones y construirnos una“identidad moral” basada en una jerarquía personal de esos valores para afrontar la realidad que nos rodea y alcanzar la plenitud (libertad, autonomía, responsabilidad…).
Las normas
Otra de las condiciones de ser persona es vivir conforme a la norma o reflexionar y criticarlas cuando estimemos que no son adecuadas. Las normas las entendemos como pautas de comportamiento, reglas, hábitos que regulan nuestra convivencia. Están asociadas al “deber”. Se formulan en positivo y no hay que confundirlas con prohibiciones. Estas normas es lo que posibilitan una libertad positiva. Las normas, si son consensuadas y elaboradas con buen criterio, lejos de coaccionarnos, nos hacen libres. Imagínate que alguien en su ejercicio de la libertad hace lo que quiere (libertad negativa: ausencia de normas). Por ejemplo, va a la playa y deja en el sitio donde estuvo una montaña de basura, incumpliendo la norma de “mantener limpio ese lugar público”. ¿Es necesaria esa norma?
Las normas morales, tipo “hay que cuidar a las personas”tienen su origen en los valores morales. Así, la referida norma se estaría apoyando en valores como el amor, el respeto, la responsabilidad…
Ante las normas morales suelen darse dos posturas:
· El universalismo moral: defiende un sentido único de las normas y de aplicación para todas las personas y lugares sin excepciones para permitir la convivencia y bienestar. Los Derechos Humanos se podrían proponer como ejemplo, aunque le han dado de ley.
· El relativismo moral: defiende que no hay normas válidas para todas las personas, tiempos y lugares y, en su versión más radical, considera que todas las normas son válidas. No hay criterio moral para decir que una norma es buena o mala, justa o injusta, útil o inútil, o que los tres criterios pueden ser válidos: por ejemplo puede darse el caso de un norma que sea “útil” para una minoría e “injusta” para la mayoría.
Esta diferencia ante la consideración de las normas ha supuesto una de las grandes discusiones de la Ética.
El desarrollo moral de la persona.
Un psicólogo llamado Köhlberg distinguió tres niveles de desarrollo moral que se podían dar en las personas respecto del uso de las normas
· Nivel preconvencional: cuando tratamos o discutimos sobre cuestiones morales exclusivamente desde nuestro propio interés. Por ejemplo, acepto el uso de la papelera cuando está cerca de mí.
· Nivel convencional: la ley y la autoridad están muy definidas de manera que las normas se crean y se enfocan de acuerdo con el orden social. Por ejemplo, si la ley prohíbe fumar en espacios públicos, juzgamos moralmente al fumador (y pensamos que "fumar" está mal moralmente: damos un salto del Derecho a la moral). No hay capacidad crítica ni flexibilidad en su aplicación.
· Nivel posconvencional: adoptamos y aplicamos en nuestra persona y en las relaciones con otras personas o seres vivos principios morales universales anteponiéndolos a los que hemos aprendido en nuestra sociedad por considerarlos más adecuados o útiles. Hay un sentido crítico de las normas. Por ejemplo: rechazo la fiesta de los toros porque considero que la ley moral de respeto a los animales está por encima de lo que denomino “mi cultura”. 

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