viernes, 19 de abril de 2013

IDENTIDAD DE GÉNERO

 
¿Qué métodos apoyan una identidad de género saludable?
Dejar que su niño se disfrace y pretenda ser del género opuesto es perfectamente aceptable. Los padres algunas veces tienen problema de que su niña pequeña quiera ser papá o insista en ser un niño, o que su niño pequeño quiera ser una mamá o insista en ser una niña.Los niños pueden también tener intereses en ambos géneros. Por ejemplo, un niño pequeño puede disfrutar cosas que su mamá y sus hermanas disfrutan tal como
ponerse joyas o pintarse las uñas. Una niña pequeña puede pretender afeitarse
una barba imaginaria, puede querer ponerse pantalones todo el tiempo, y preferir jugar con varones. Muchos niños también pasan por una etapa de desear ser de ambos géneros—por ejemplo, un niño pequeño puede querer tener un bebé "como su mamá” y las niñas pequeñas pueden pensar que les va a crecer una barba “como a papá.”
 
 
Todo esto es típico, comportamiento saludable. Los niños que experimentan y exploran de esta manera no desarrollan un disgusto de su propio género, pero están en un proceso muy importante de desarrollar su propia identidad de género.
 
¿Hay momentos en que debe preocuparse?
Hay algunos comportamientos que son causa de preocupación. Tales Comportamientos incluyen una incomodidad persistente con el género de uno. En los niños varones esto puede ser una idea muy fuerte de que el pene o los testículos son repugnantes o tener una gran esperanza de que desaparezcan.
 
Las niñas pueden negarse a sentarse en el sanitario. Otros comportamientos que preocupan incluyen la insistencia de que ellos son del sexo opuesto, una preferencia fuerte y persistente durante los juegos de pretender ser del sexo opuesto—por ejemplo, los varones que insisten en ser princesas, niñas que insisten en ser príncipes y un intenso deseo de participar en los juegos y pasatiempos del género opuesto.
Aunque un trastorno de la identidad del género es muy raro, si usted tiene preocupaciones, solicite consejo o información del doctor de su niño o de un profesional de salud mental.

jueves, 18 de abril de 2013

ELEMENTOS DE LA SEXUALIDAD


 
LA REPRODUCTIVIDAD
La potencialidad la tenemos todos/as.
No se limita al hecho biológico de tener un hijo.
Es una dimensión humana más compleja: ocuparse del crecimiento de otros,
tanto biológica como emocional y espiritualmente.
Tiene manifestaciones psicológicas y sociales de gran importancia.
EL GÉNERO
Sistema de creencias, actitudes, valores, formas de comportamiento y maneras
de ver al mundo que se aprenden desde el nacimiento, a través de la familia y
en general de la sociedad, y que son diferentes para el hombre y para la mujer.
Identidad de género o genérica, dimensión psicológica que se adquiere desde
los primeros meses de vida. Es el marco referencial de ideas y conceptos que
tenemos respecto de lo que debe ser el varón y la mujer en función de su sexo.

EL EROTISMO
Dimensión humana que resulta de la potencialidad de experimentar placer
sexual.
No sólo es una experiencia de satisfacción por hacer lo que se desea. En el
cerebro se liberan sustancias químicas que lo producen.
Sobre la base biológica se construye el complejo entramado de significados y
representaciones sociales.
Cuando nacemos depende de la experiencia táctil. Luego depende de lo que
significa la realidad que percibimos.
VINCULACIÓN AFECTIVA.
El amor: el gozo de estar con el ser querido y la angustia que provoca el
desprendimiento.
Ternura, compromiso, respeto, comunicación sincera.
LAS CUATRO DIMENSIONES SE INTERRELACIONAN , Y
RETROALIMENTAN.
VALORES QUE REQUIERE LA VIVENCIA DE LA SEXUALIDAD.
Plenitud: en la forma de expresión sexual.
Libertad: respeto por el espacio y potencialidad d propia y por el contexto.
Congruencia: se unifican en una expresión.Integridad: cuando todas las dimensiones se hacen presentes
Responsabilidad: capacidad de responder por los propios actos u omisiones.
Armonía: con el resto de las cualidades humanas.

martes, 16 de abril de 2013

LA ÉTICA Y LA ÉTICA COMPUTACIONAL




 La ética computacional está abarcando rápidamente un campo importante y muy vasto: la globalización; es por esto que se ha denominado Ética global para la información. Las redes globales y especialmente internet comunican al mundo y con esto aparecen una serie de situaciones relacionadas con los aspectos éticos que deben analizarse para establecer acciones conjuntas.

Pero entonces, surge la pregunta: ¿qué leyes regirán este ambiente global? Las leyes que existen actualmente son locales y, en términos reales, no son aplicables al resto del planeta. Estas circunstancias deben ser atendidas por un comité global que dicte una normatividad en distintos aspectos sobre privacidad, propiedad intelectual, dispersión de virus o control de pornografía en el ciberespacio, por mencionar algunos; todo esto, con el afán de proteger los derechos de los usuarios y ofrecer una garantía de seguridad y confianza en las herramientas de índole global, como en los programas de chat y exploradores de internet.

sábado, 13 de abril de 2013

 EL AMOR



El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (artístico, científico, filosófico, religioso). De manera habitual, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de actitudes, emociones y experiencias. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa todo el afecto, la bondad y la compasión del ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en el afecto.1

En español, la palabra amor (del latín, amor, -ōris) abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad emocional asexual del amor familiar y el amor platónico,2 y hasta la profunda devoción o unidad del amor religioso.3 En este último terreno, trasciende del sentimiento y pasa a considerarse la manifestación de un estado del alma o de la mente, identificada en algunas religiones con Dios mismo o con la fuerza que mantiene unido el universo.

Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. El amor en sus diversas formas actúa como importante facilitador de las relaciones interpersonales y, debido a su importancia psicológica central, es uno de los temas más frecuentes en las artes creativas (cine, literatura, música).

Desde el punto de vista de la ciencia, lo que conocemos como amor parece ser un estado evolucionado del primitivo instinto de supervivencia, que mantenía a los seres humanos unidos y heroicos ante las amenazas y facilitaba la continuación de la especie mediante la reproducción.4

La diversidad de usos y significados y la complejidad de los sentimientos que abarca hacen que el amor sea especialmente difícil de definir de un modo consistente, aunque, básicamente, el amor es interpretado de dos formas: bajo una concepción altruista, basada en la compasión y la colaboración, y bajo otra egoísta, basada en el interés individual y la rivalidad. El egoísmo suele estar relacionado con el cuerpo y el mundo material; el altruismo, con el alma y el mundo espiritual. Ambos son, según la ciencia actual, expresiones de procesos cerebrales que la evolución proporcionó al ser humano; la idea del alma, o de algo parecido al alma, probablemente apareció hace entre un millón y varios cientos de miles de años.5

A menudo, sucede que individuos, grupos humanos o empresas disfrazan su comportamiento egoísta de altruismo; es lo que conocemos como hipocresía, y encontramos numerosos ejemplos de dicho comportamiento en la publicidad. Recíprocamente, también puede ocurrir que, en un ambiente egoísta, un comportamiento altruista se disfrace de egoísmo: Oskar Schindler proporcionó un buen ejemplo.

A lo largo de la historia se han expresado, incluso en culturas sin ningún contacto conocido entre ellas, conceptos que, con algunas variaciones, incluyen la dualidad esencial del ser humano: lo femenino y lo masculino, el bien y el mal, el yin y el yang, el ápeiron de Anaximandro.


Dos formas de entender el amor

Los seres humanos podemos desarrollar en esencia dos tipos de actitudes: bajo una de ellas somos altruistas y colaboradores, y bajo la otra somos egoístas y competidores. Existen personas totalmente polarizadas hacia una de las dos actitudes por voluntad propia; por ejemplo, los monjes budistas están totalmente volcados hacia el altruismo, y los practicantes del objetivismo, hacia el egoísmo. Y también existen personas que combinan ambas formas de ser, comportándose, unas veces, de forma altruista y colaboradora, otras, de forma egoísta y competitiva, y otras, de forma parcialmente altruista y competitiva. En algunas partes del mundo predomina el altruismo (Tíbet), de modo que el egoísmo se ve en general como algo negativo. Y existen grupos humanos donde sucede lo contrario. Todas las guerras de la historia nacieron del egoísmo por parte de, al menos, uno de los dos bandos; todas las situaciones conflictivas del ser humano proceden del egoísmo.
Enfoque científico del egoísmo y el altruismo



Representación simplificada de la teoría de Dawkins acerca del «egoísmo» de la información genética. Todos los genes, como unidades de supervivencia, son en sí mismos «egoístas», compitiendo entre sí y con los de otros individuos. Una vez alcanzado cierto grado de organización durante el proceso evolutivo de las especies, la información genética que produzca un fenotipo egoísta será a la larga autodestructiva a nivel del grupo humano, mientras que la que produzca un fenotipo altruista (de egoísmo altruista a nivel de gen) facilitará la supervivencia de dicha información. Con los genes actuando irracionalmente, y bajo la «ley natural del más fuerte», se producirá inevitablemente una supremacía del «gen de egoísmo altruista». El intercambio de la reproducción sexual a su vez repartirá dicha información genética entre toda la población.6

Richard Dawkins interpreta ambas actitudes como las expresiones del instinto de conservación del individuo (egoísmo) y de la especie (altruismo). Explica que, según una teoría aceptada por algunos biólogos, heredamos los genes responsables de tales actitudes de especies antecesoras, y que, antes de nuestra llegada, la evolución biológica estuvo probablemente controlada por un mecanismo denominado «selección de grupos»; en virtud de este mecanismo, los grupos de individuos en los que hubiese más miembros dispuestos a sacrificar su vida por el resto tendrían mayor probabilidad de sobrevivir que los que estaban compuestos por individuos egoístas; esto daría como resultado que el mundo terminase poblado por individuos altruistas. Es una teoría que, aunque proporciona una explicación para el hecho de que actualmente el altruismo predomine en el mundo, genera gran controversia en el mundo científico por contradecir directamente la teoría darwinista; por ello, la explicación personal del autor acerca de la supervivencia del altruismo en el marco darwinista del egoísmo individual es que la unidad de supervivencia no es el individuo, sino el gen; es decir, bajo este punto de vista, los seres humanos y los grupos de seres humanos somos «máquinas de supervivencia» «creadas» por los genes en su propio beneficio.6

En cualquier caso, argumenta Dawkins, por el hecho de ser la primera especie racional, también somos la primera especie en la historia de la evolución capaz de elegir entre ambos tipos de comportamiento de forma voluntaria, actuando por lo tanto de forma «independiente» a nuestra propia programación genética.6

La evolución parece producirse mediante procesos solapados entre sí y progresivamente refinados. A un nivel inmediato, funciona mediante un simple, gigantesco e irracional proceso de ensayo y error; los éxitos de determinado estado de organización facilitan su continuación. No obstante, a medida que la organización se va desarrollando cada vez más, aparecen de forma espontánea métodos de predicción estratégica, que eligen caminos indirectos que, a corto plazo, incluso pueden parecer un error, pero que, considerados en conjunto, constituyen un acierto; este tipo de «conductas» han podido observarse en modelos virtuales de evolución programados en una computadora; la conducta agresiva y egoísta constituye un primer nivel de superorganización, en virtud de la cual el individuo «comprende» que para su supervivencia debe «atacar» a sus rivales antes de acudir directamente a la recompensa, y la conducta altruista es un segundo nivel que surge en el momento en que los individuos desarrollan la capacidad de comunicarse entre sí; en modelos computacionales se ha observado el desarrollo completamente espontáneo de combinaciones de ambos mecanismos, de tal modo que un individuo se comunica con otros varios y «miente» al resto en beneficio del grupo. El egoísmo, de este modo, aparece desde la perspectiva del grupo como un comportamiento táctico, y el altruismo como un comportamiento estratégico.

La inteligencia se constituye como un nivel adicional de superorganización que permite el análisis de la situación global y la predicción del mejor camino a seguir mediante la sustitución en buena medida del método físico del ensayo y error por un proceso paralelo y «virtual», también sujeto a evolución, que se desarrolla íntegramente en el cerebro de los individuos y que se transmite de forma igualmente «virtual» a las generaciones siguientes mediante la educación. Según la teoría de la singularidad tecnológica en conjunción con el concepto de Transhumanismo, se sugiere que pronto tendremos la posibilidad de programar de forma «artificial» nuestra propia evolución de la forma más beneficiosa para todos,7 aunque, no obstante, existen críticas al respecto.8 9 10
Concepción altruista



Trabajadora humanitaria medicando a un niño en Léogâne (Haití), tras el terremoto.

El altruismo puede entenderse como altruismo puro, donde no existen apego ni deseo, como en el caso del budismo, o bien como «egoísmo altruista», como en el caso del cristianismo, donde existen apego a un ser superior y el deseo de obtener la salvación. En la práctica, en ambas religiones existen apego y deseo, y en el budismo existe una última etapa previa a la iluminación que consiste en la renunciación a todos los logros conseguidos a cambio de nada, con el objetivo de destruir el ego completamente. Para el llamado «altruismo puro», no existe posibilidad de negociación; las relaciones no son competitivas, sino colaborativas: uno procura el bienestar de los demás sin esperar nada a cambio, y los demás procuran el bienestar de uno.

El budismo sitúa al apego y al deseo como emociones negativas que también producen ira y, en definitiva, sufrimiento. Apego, deseo, ira, miedo e ignorancia (por ejemplo, falta de comprensión del sufrimiento ajeno) contribuyen a reforzar el ego. En la filosofía budista, el amor real es el amor compasivo, y el amor y el ego son incompatibles.11 Recientes estudios científicos han demostrado que la meditación produce un incremento de la actividad en las zonas cerebrales relacionadas con las emociones positivas y una disminución de la actividad en las zonas relacionadas con la ira y la depresión.12 13

El «egoísmo altruista» es la filosofía de las relaciones humanas predicada por Jesucristo («ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo»).

El altruismo es la forma de entender el amor para Leibniz, quien cree que, si uno realmente entiende y busca el amor, siempre obtendrá placer en la felicidad de otro.14


Amar verdaderamente, y de un modo desinteresado, no es otra cosa que encontrar placer en las perfecciones o en la felicidad del objeto.15

Gottfried Leibniz

La psicología humanista considera que el amor es indispensable para conseguir una autoestima saludable.


Es imposible la salud psicológica, a no ser que lo esencial de la persona sea fundamentalmente aceptado, amado y respetado por otros y por ella misma.16

Abraham Maslow



Matthieu Ricard en el Foro Económico Mundial de 2009.

Abraham Maslow sitúa al amor en el estrato de afiliación, entre el de seguridad y el de reconocimiento, dentro de su jerarquía de las necesidades humanas.17

Matthieu Ricard, doctor en bioquímica y monje budista, pone como ejemplo los comportamientos altruistas que existieron entre judíos desconocidos entre sí durante la ocupación ocupación nazi para ilustrar el hecho de que los seres humanos somos altruistas por naturaleza. «¿Cómo cabe pensar que actuasen por egoísmo en esa situación?», argumenta.



Gran Pirámide de Guiza. Las pirámides de Egipto son monumentos al narcisismo.
El amor compasivo desde el punto de vista científico

Matthieu Ricard se sometió a un exhaustivo estudio mediante escáneres cerebrales bajo un estado especial de meditación en el que se genera un estado de amor y compasión puros y no enfocados hacia nada ni nadie en particular. Los resultados mostraron un aumento sin precedentes en la actividad del córtex prefrontal izquierdo del cerebro, relacionado con las emociones positivas, mientras que la actividad en la zona del lóbulo derecho relacionada con la depresión disminuía, como si la compasión fuese un buen antídoto contra la depresión. Y también disminuía la actividad de la amígdala, relacionada con el miedo y la ira. Por otro lado, un grupo de empleados de una empresa realizaron 30 minutos diarios de meditación durante 3 meses. A lo largo del estudio, reportaron un descenso en sus niveles de ansiedad, y se pudo ver que también se incrementaba la actividad de su córtex prefrontal izquierdo.12 13
Concepción egoísta

La concepción anterior es diametralmente opuesta a la del capitalismo, que promueve el llamado «egoísmo inherente al ser humano», y sobre el cual se basa.18 Ayn Rand defiende que el egoísmo es en esencia un sentimiento noble, y que cada persona es responsable de su propia felicidad y no de la de los demás. Este pensamiento está íntimamente ligado al capitalismo puro.19


Juro, por mi vida y por mi amor por ella, que nunca viviré por el bien de otro hombre, ni pediré a otro hombre que viva por el mío.20

Ayn Rand

Tanto El manantial como La rebelión de Atlas, las dos últimas obras de ficción de Ayn Rand, siguen apareciendo en la lista de clásicos más vendidos de Barnes and Nobles, mientras guionistas están trabajando en adaptaciones al cine de ambas obras. Según una encuesta realizada a los lectores del Club del Libro del Mes de la Biblioteca del Congreso, La Rebelión de Atlas ocupaba el segundo lugar, siendo considerado, después de la Biblia, como «el libro más influyente para los estadounidenses hoy en día». Estudiantes universitarios, profesores, hombres de negocios, Alan Greenspan, la banda de rock Rush y el principal asesor económico del presidente ruso Vladimir Putin, todos se proclaman fans de Ayn Rand.21 En su película de 1948 Rope, y probablemente influido por los recientes sucesos del nazismo, Alfred Hitchcock ilustró mediante un ejemplo ficticio los peligros que supone llevar una idea teórica a la práctica hasta sus últimas consecuencias y sin reparar en otras consideraciones.

El amor sexual, en cualquiera de sus variantes, constituye asimismo un amor marcadamente egoísta; lo que se manifiesta como un altruismo hacia la pareja constituye una manifestación de puro egoísmo respecto al resto de la sociedad; el propio acto sexual se desarrolla bajo un estado de egoísmo personal en el que el individuo busca su propio placer, ya sea de forma directa o por la gratificación que le produce el placer de su pareja. En la misma línea, Sigmund Freud consideraba que todas las motivaciones humanas tenían un trasfondo libidinoso, y, por lo tanto, egoísta. Al considerar el amor compasivo sublimado, describe al amor como un comportamiento exclusivamente narcisista; para él las personas solo aman lo que fueron, lo que son, o lo que ambicionan ser; distingue, incluso, entre grados saludables y patológicos de narcisismo. Escribió, entre otras cosas, que el amor incondicional de una madre lleva a una perpetua insatisfacción: «Cuando uno fue incontestablemente el hijo favorito de su madre, mantiene durante toda su vida ese sentimiento de vencedor, mantiene el sentimiento de seguridad en el éxito, que en realidad raramente se satisface». Es una forma de entender las relaciones humanas que se ha extendido durante el siglo XX desde Estados Unidos a otros países occidentales, y actualmente existe una dura pugna entre sus defensores y detractores. Francia y Argentina son los dos países que más se resisten a abandonar la cultura del psicoanálisis. En España, más del 9% de los psicólogos siguen ya este paradigma.22 23
El amor en la sociedad capitalista



Según Deleuze y Guattari, el capitalismo deshumaniza.

El capitalismo sitúa a la sociedad dentro del marco de un proceso de producción. Con este marco, el amor se convierte en un elemento más de dicho proceso. Las empresas analizan al ser humano y buscan la forma de extraer de él la mayor cantidad de consumo, no dudando en utilizar el amor y el sexo como reclamo de un modo desnaturalizado y grotesco: la empresa evoca en el consumidor sentimientos amorosos y de deseo, pero su fin último no es buscar el amor ni el sexo por parte del consumidor, sino su dinero y su trabajo. Como consecuencia, se produce deshumanización al identificarse el amor a otro ser humano con el amor a un producto, ya que dicha asociación trae, inevitablemente, la asociación del propio ser humano con un producto. Gilles Deleuze y Félix Guattari consideran que el capitalismo produce una perversión del concepto natural del amor, situando al ser humano como parte de una máquina productora y destruyendo el concepto del cuerpo y el alma.24 Escriben, en Anti-Edipo: «el capitalismo recoge y posee la potencia absurda y no poseída de la máquina. [...] en verdad, no es para él ni para sus hijos que el capitalista trabaja, sino para la inmortalidad del sistema. Violencia sin finalidad, alegría, pura alegría de sentirse en un engranaje de la máquina, atravesado por los flujos, cortado por las esquizias.»25 Michel Foucault, refiriéndose a la sociedad capitalista, insiste en su prefacio de 1977 para la edición inglesa de Introducción al esquizoanálisis que se opone «no solo al fascismo histórico, sino también al fascismo que hay en todos nosotros, en nuestras cabezas y en nuestro comportamiento diario, el fascismo que nos hace amar el poder, desear esa misma cosa que nos domina y explota».26 Podemos encontrar una abierta declaración de muchos de los actualmente tácitos valores del capitalismo agresivo en el Manifiesto futurista, escrito por Filippo Tommaso Marinetti, en 1909.

Dentro de la cadena productiva, o, como se la conoce en el mundo anglosajón, «cadena de comodidad», la mentira también es un elemento válido; de hecho, es un elemento recurrente y necesario para que el sistema no sucumba. Es, literalmente, lo que en política se conoce por demagogia; se miente al consumidor con propósitos egoístas, y ello lleva, según los autores anteriormente citados, a una «esquizofrenia» de las relaciones humanas a todos los niveles, haciendo imposible el amor real.24

Werner Sombart consideraba la desnaturalización del amor en la sociedad como una última etapa de un proceso destructivo de evolución que no es privativo de la cultura occidental: En primer lugar, el amor perdió su individualidad con el cristianismo, que lo unificó y teocratizó: ningún amor era genuino si no provenía de Dios, si no era aprobado por la Iglesia. Le siguió un período de «emancipación de la carne», que comenzó con tímidas tentativas y que se continuó, con los trovadores, con un período de sensualidad más acentuada, de desarrollo pleno del amor libre e ingenuo. Por último, aparecieron una etapa de gran refinamiento y, como colofón, la relajación moral y la perversión.27
Manifestaciones del amor



Admiration maternelle («Admiración maternal», 1869). Óleo de William-Adolphe Bouguereau.



Amor fraterno (figurillas prehispánicas de barro, 250-900 d. C.). Pueblos indígenas del Centro de Veracruz. Museo de Antropología de Xalapa, México).



Representación del amor (erastés y erómeno, Siglo V a. C.).

En las relaciones de la persona con su medio, el amor se ha clasificado en diferentes manifestaciones; en virtud de ello, pueden aparecer una o más de las siguientes:
Amor autopersonal: El amor propio, amor compasivo, es, desde el punto de vista de la psicología humanista, el sano amor hacia uno mismo. Aparece situado como prerrequisito de la autoestima y, en cierto contexto, como sinónimo de ésta. Es algo positivo para el desarrollo personal e indispensable para las buenas relaciones interpersonales,17 y no debe confundirse con el narcisismo, que conlleva egocentrismo y que coincide con una autoestima baja.28 Para el budismo, que califica al ego como una mera ilusión de nuestra mente, el amor real, amor compasivo, sólo existe cuando se dirige hacia otra persona, y no hacia uno mismo. Para el psicoanálisis, que, de forma completamente opuesta al budismo, califica al ego como la única realidad, el amor autopersonal siempre es narcisismo, que puede ser, a su vez, saludable o no saludable.
Amor incondicional: Es el amor compasivo, altruista, que se profesa sin esperar nada a cambio. El amor espiritual, predicado por las diferentes religiones, es el amor incondicional por antonomasia. El amor maternal, o amor de madre a hijo, se reconoce también como amor de este tipo, y, por tradición, se considera motivado por un fuerte instinto que lo hace especialmente intenso; no obstante, hay también quien cuestiona la existencia de dicho instinto.29
Amor filial: Entre hijos y padres (y, por extensión, entre descendientes y ancestros).
Amor fraternal: En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la familia, y se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación de cada sujeto dentro de una estructura de parentesco. Desde el punto de vista del psicoanálisis, el fraternal es, al igual que el amor filial, sublimado, ya que está fundado en la interdicción del incesto.
Amistad: Cercano al amor fraternal, es un sentimiento que nace de la necesidad de los seres humanos de socializar. El amor al prójimo nace a su vez del uso de la facultad de la mente de empatizar y tolerar, y constituye la abstracción de la amistad. Para Erich Fromm, dicho amor al prójimo equivale al amor fraternal y al amor predicado en la Biblia mediante la frase «amarás al prójimo como a ti mismo».30
Amor romántico: Nace en la expectativa de que un ser humano cercano colme a uno de satisfacción y felicidad existencial. Este sentimiento idealiza en cierto grado a la persona objeto de dicha expectativa, definida en la psiquis.
Amor confluente: Amor entre personas capaces de establecer relaciones de pareja, definido a mediados del siglo XX. Aparece por oposición al amor romántico: no tiene que ser único, no tiene que ser para siempre, no supone una entrega incondicional, etc.31
Amor sexual: Incluye el amor romántico y el amor confluente. El deseo sexual, según Helen Fisher, es diferente del amor romántico y del afecto (véase su estudio al respecto). Desde el punto de vista de la psicología humanista, el amor romántico —y el amor interpersonal en general— está relacionado en gran medida con la autoestima.
Amor platónico: Con propiedad, es un concepto filosófico que consiste en la elevación de la manifestación de una idea hasta su contemplación, que varía desde la apariencia de la belleza hasta el conocimiento puro y desinteresado de su esencia. Para Platón, el verdadero amor es el que nace de la sabiduría, es decir, del conocimiento.32 Vulgarmente, se conoce como una forma de amor en que no hay un elemento sexual o éste se da de forma mental, imaginativa o idealística y no de forma física.
Amor a los animales y a las plantas: Nace de un sentimiento protector.
Amor hacia algo abstracto o inanimado: A un objeto físico, una idea, una meta, a la patria (patriotismo), al lugar de nacimiento, al honor, a la independencia (integridad). Puede considerarse amor platónico en su sentido filosófico. El patriotismo puede ir asociado a la heroicidad, en cuyo caso constituye un comportamiento de altruismo respecto a su grupo, que en esencia es un comportamiento de egoísmo respecto a otro grupo en la medida en que no se considera al otro grupo de la misma condición.
Amor hacia un dios o una deidad (devoción): Suele nacer de la educación recibida desde la infancia, y se basa en la fe. Se considera a Dios como la fuente de todo amor. En la mayoría de los casos, existe la creencia de que, tras la muerte, Dios premiará de alguna forma a las personas que la correspondiente religión considere virtuosas.
Amor universal: Amor espiritual que, según diferentes religiones, todas las personas pueden llegar a profesar al medio natural y que los grandes místicos experimentan como expresión del nirvana, éxtasis o iluminación, estados de conexión absoluta con el universo o con Dios. Es una manifestación sublime en la que se eclipsan o confluyen el resto de las manifestaciones. Eckhart Tolle sostiene que el amor, como estado continuo, aún es muy raro y escaso, tan escaso como un ser humano consciente.33
Simbología

Desde tiempos inmemoriales, el amor y todo lo relacionado con él se ha asociado con símbolos e iconos. De los que han sobrevivido hasta la actualidad, unos son autóctonos de las diferentes culturas o ligados a las costumbres de determinados lugares geográficos, y otros, con el paso de los siglos, se han convertido en interculturales o incluso universales en el mundo civilizado. Las flores, el color rojo, determinados perfumes o la música romántica, ensoñadora o erótica, son elementos que se repiten en una buena parte de las relaciones amorosas. En el caso de Occidente, los bombones, entre otros detalles, se interpretan en ocasiones con un significado amoroso. De todos los símbolos utilizados, los más característicos en la cultura occidental son el cupido, y, sobre todo, el corazón.
Cupido



Cupido en la página 708 de la revista Die Gartenlaube (El cenador, Leipzig, 1894).



Templo del Amor, que resguarda en su interior una estatua de Cupido. Petit Trianon, Francia.

La figura de Cupido en forma de putto es una imagen recurrente. En el caso del amor romántico, suele representarse con un arco y unas flechas, las cuales, a menudo con los ojos vendados, dispara sobre las personas, produciéndoles así el enamoramiento.

El origen de Cupido se remonta a la mitología romana, si bien su figura ya existía en la mitología griega bajo el nombre de Eros, el dios primordial responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad.

La flecha de Cupido también posee orígenes grecolatinos, y su influencia se hizo notar claramente en la poesía española desde la época medieval, aun sin la aparición del dios Amor. Bajo múltiples nombres (vira, asta, flecha, saeta, tiros, arpón, dardo, espina...), aparece en la literatura medieval, renacentista y posrenacentista con un sentido amoroso que se repite indefinidamente con pocos matices diferentes y mucha retórica. Sin embargo, el tema de la flecha alcanza un plano más elevado, teñido de toques conceptuales nuevos con dimensión trascendente y expresión paradójica, cuando se desarrolla en versiones a lo divino. De éstas, es significativa la narración de Santa Teresa de Jesús en un pasaje del Libro de su vida, en el que cuenta su transverberación en presencia de Serafín.34

A partir del Renacimiento, la figura de los putti llegó a confundirse con los querubines, confusión que perdura en la actualidad. Tanto los putti como los cupidos y ángeles pueden encontrarse en el arte religioso y secular desde la década de 1420 en Italia, desde finales del siglo XVI en los Países Bajos y Alemania, desde el período manierista y el Renacimiento tardío en Francia, y a lo largo del Barroco en frescos de techos. Los han representado tantos artistas que presentar la lista de estos sería poco útil, aunque entre los más conocidos se encuentran el escultor Donatello y el pintor Rafael; dos putti en actitud curiosa y relajada que aparecen a los pies de su Madonna Sixtina son reproducidos con frecuencia.35

Experimentaron una revitalización importante en el siglo XIX, y comenzaron a aparecer retozando en obras de pintores académicos, desde las ilustraciones de Gustave Doré para Orlando Furioso, hasta anuncios. Actualmente son un motivo muy utilizado como representación del amor en imágenes destinadas a la mercadotecnia; tal es el caso de muchas postales de San Valentín.
Corazón



Forma de la vaina de silphium según su representación en monedas de Cirene del siglo VII a.C.



Postal de San Valentín de 1910.



Primer diseño del Sagrado Corazón de Jesús (Santa Margarita María Alacoque).



El conocido y peculiar corazón actual.

El símbolo del corazón es el que más frecuentemente se relaciona con el amor. Cuando aparece atravesado por la flecha de Cupido, simboliza el amor romántico, y es la forma común en la que las parejas adolescentes lo dibujan en los más variopintos lugares para dejar constancia de su amor. También se hace alusión al corazón real o al pecho de los amantes como fuente y receptáculo del amor, y son comunes expresiones como «partir» o «romper el corazón» como sinónimo de crear desamor, «robar el corazón» como sinónimo de producir enamoramiento, «abrir el corazón» como sinónimo de ofrecer amor, y una larga lista con significados en los que los elementos comunes son el amor y el alma.36

El origen del corazón del amor parece ser incierto, y existen diversas teorías. La idea del corazón como fuente de amor se remonta como mínimo a hace varios milenios en la India, China y Japón, con el concepto de chakras como centros de la «energía vital universal», de los cuales el que se encuentra a la altura del corazón se manifiesta, según se afirma, en forma de amor y compasión.

Respecto al símbolo propiamente dicho, hay quien lo atribuye a una planta originaria del norte de África, conocida como silfio37 (generalmente considerada un hinojo gigante extinto, aunque algunos afirman que la planta es realmente Ferula tingitana;38 no confundir con el género actual Silphium). Durante el siglo VII a. C., la ciudad-estado de Cirene tenía un lucrativo negocio con dicha planta. Aunque se usaba principalmente como condimento, tenía la reputación de poseer un valor adicional como método anticonceptivo. La planta era tan importante para la economía de Cirene que se acuñaron monedas con la imagen de la vaina o cáscara,39 la cual tenía la forma del símbolo del corazón que conocemos actualmente. Según esta teoría, dicho símbolo se asoció inicialmente con el sexo, y, posteriormente, con el amor.40

La Iglesia católica sostiene que la forma del símbolo no apareció hasta el siglo XVII, cuando Santa Margarita María Alacoque tuvo una visión del mismo rodeado de espinas. Este símbolo se hizo conocido como el Sagrado Corazón de Jesús, se asoció con el amor y la devoción, y empezó a aparecer a menudo en vidrieras y otros tipos de iconografía eclesiástica. No obstante, aunque el Sagrado Corazón probablemente popularizase el símbolo que hoy conocemos, la mayoría de los eruditos coinciden en que ya existía desde mucho antes del siglo XV.40

Existen otras ideas menos románticas acerca del origen. Algunos afirman que la forma actual del símbolo surgió simplemente de burdos intentos de dibujar un corazón humano real, el órgano que los antiguos, entre ellos Aristóteles, creían ser el contenedor de todas las pasiones. Un importante erudito sobre la iconografía del corazón sostiene que la imprecisa descripción anatómica que hizo el filósofo, como un órgano de tres cámaras con la parte superior redondeada y la inferior puntiaguda, pudo haber inspirado a los artistas medievales a la hora de crear lo que hoy conocemos como la «forma de corazón».41 A su vez, la tradición medieval del amor cortés pudo haber reforzado la asociación del símbolo con el amor romántico.40

Los corazones proliferaron cuando el intercambio de postales de San Valentín ganó popularidad en Inglaterra en el siglo XVII. En un principio, las cartas eran simples, pero los victorianos hicieron que fuesen más elaboradas, empleando el símbolo del corazón en conjunción con cintas y lazos.40 Actualmente, el símbolo está extendido por todo el mundo civilizado, y puede encontrarse en los más diversos ámbitos, lugares y momentos, incluyendo los naipes de diversas barajas, como la inglesa, la francesa o la bávara, tapices, pinturas,40 y como elemento decorativo en objetos cotidianos. También constituye el emblema de la Cardiología.

sábado, 6 de abril de 2013

DOLOR, SUFRIMIENTO Y MUERTE


El dolor y la muerte forman parte de la vida humana desde que nacemos en medio de los dolores de parto de nuestra madre hasta que morimos causando dolor a los que nos quieren y sufriendo por el propio proceso que lleva a la muerte. A lo largo de toda la existencia, el dolor - físico o moral - está presente de forma habitual en todas las biografías humanas: absolutamente nadie es ajeno al dolor.

 La muerte es el destino inevitable de todo ser humano, una etapa en la vida de todos los seres vivos que - quiérase o no, guste o no - constituye el horizonte natural del proceso vital. La muerte es la culminación prevista de la vida, aunque incierta en cuanto a cuándo y cómo ha de producirse; y, por lo tanto, forma parte de nosotros porque nos afecta la de quienes nos rodean y porque la actitud que adoptamos ante el hecho de que hemos de morir determina en
parte cómo vivimos.

El dolor y el sufrimiento, como cualquier otra dimensión natural de toda vida humana tienen también un valor positivo si nos ayudan a comprender mejor nuestra naturaleza y sus limitaciones, si sabemos integrarlos en nuestro proceso de crecimiento y maduración. Todo hombre se hace a sí mismo durante su vida realizando las posibilidades de plenitud que están en su constitución natural, o rechazando tales posibilidades.

viernes, 5 de abril de 2013

Salud y Cuidado de uno Mismo.

SALUD.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es la condición de todo ser vivo que goza de un absoluto bienestar tanto a nivel físico como a nivel mental y social. Es decir, el concepto de salud no sólo da cuenta de la no aparición de enfermedades o afecciones sino que va más allá de eso. En otras palabras, la idea de salud puede ser explicada como el grado de eficiencia del metabolismo y las funciones de un ser vivo a escala micro (celular) y macro (social).

Lee todo en: Definición de salud - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/salud/#ixzz2PcMdwo8T









CUIDADO DE UNO MISMO. (AUTOCUIDADO).


  Definición:

El auto-cuidado es la práctica de actividades que los individuos realizan en favor de sí mismos para mantener la vida, la salud y el bienestar.

 
 
REQUISITOS PARA El AUTO-CUIDADO

Son " los objetivos que deben de ser alcanzados mediante los tipos de acciones calificadas de auto-cuidados" estos objetivos pueden dividirse en tres categorías.

  • Requisitos universales del auto-cuidado. Son comunes ,a todos los seres humanos e incluyen e incluyen el mantenimiento del ,el agua, la comida, la eliminación, la actividad y el descanso, la interacción solitaria y social, la prevención de accidentes y el fomento del funcionamiento humano.
CATEGORÍAS DE LOS AUTO-CUIDADO UNIVERSALES.
- Mantenimiento de un ingreso suficiente de aire.
- Mantenimiento de una ingesta suficiente de agua.
- Mantenimiento de una ingesta suficiente de alimentos
- Provisión de cuidados asociados con procesos de evacuación y excrementos.
- Equilibrio entre actividades y descanso.
- Equilibrio entre 1a soledad y la comunicación socio,
- Prevención de peligros en la vida, funcionamiento y bienestar.
- Ser normal con las normas del grupo.
  • Requisitos de autocuidado para el desarrollo.
Se distinguen de los anteriores, porque favorecen e1 proceso de vida y maduración, e impiden las condiciones perjudiciales para la maduración, o mitigan sus efectos.


CATEGORÍAS DE LOS AUTO-CUIDADOS ASOCIADOS AL PROCESO DE DESARROLLO
- El embarazo.
- La lactancia.
- La infancia,
- La adolescencia.
- La edad adulta.
- la menopausia y la andropausia.
- El envejecimiento.
- La muerte.
  • Requisitos del autocuidado en el caso de desviación de la salud:
" La enfermedad y 1as lesiones no solo afectan a estructuras especificas y mecanismos fisiológicos o psicológicos, sino también al funcionamiento humano íntegro.... Cuando un cambio en ]a salud produce una dependencia total o casi total de otros debido a la necesidad de mantener la vida o el bienestar, 1a persona, pasa de 1a posición de agente de autocuidado a 1a de paciente o receptor de cuidados... La evidencia de una desviación de la salud conduce a la necesidad de determinar- que se debe de hacer para restituir tu ir la normal .. Si las personas con desviaciones de la salud pueden ser competentes en el manejos de un sistema de auto-cuidados, también pueden ser capaces de aplicar a sus propios cuidados los conocimientos médicos pertinentes.( debe de entenderse " conocimiento médico" como educación sanitaria).


CATEGORÍAS DE LOS AUTO-CUIDADOS DERIVADOS DE LAS DESVIACIONES DE SALUD
- Enfermedades bajo diagnostico y tratamiento médico.
" Dependencia total o parcial ocasionada por estados de salud
- Las condiciones que limitan 1a movilidad física
- Medidas terapéuticas de asistencia señaladas por los médicos.
- La sintomatología de enfermedad, la enfermedad en si que hace e1 no poder funcionar normalmente.